La transformación del conflicto y el desplazamiento urbano en Colombia
- Issue 45 Humanitarian action in Colombia
- 1 Implementing humanitarian reform in Colombia
- 2 Neutrality, impartiality and independence in Colombia: an ICRC perspective
- 3 Military participation in humanitarian action: reflections on the Colombia case
- 4 Colombia’s landmine crisis
- 5 Protecting civilians and enhancing security in Colombia: what's the difference?
- 6 Displacement and return in Colombia
- 7 Conflict transformation and the urban displaced in Colombia
- 8 Drug-trafficking, anti-narcotics policy and security: another humanitarian cost of the Colombian conflict
- 9 Changing the way we lead: how changes in attitude and behaviour in Cluster Coordinators support humanitarian reform
- 10 Humanitarian reform: a progress report
- 11 Implementing the WASH Cluster: good practice and lessons learned
- 12 Perception and acceptance at community level: the case of MSF in Yemen
- 13 Tackling Sleeping Sickness in conflict
- 14 Kabul, Afghanistan: a case study in responding to urban displacement
- 15 Collaboration and partnership in humanitarian action
- 16 Analysing market systems in emergencies: the EMMA Toolkit
La transformación del conflicto y el desplazamiento urbano en Colombia
Las tendencias de la violencia en Colombia han ido cambiado en la última década. Históricamente, el conflicto se ha desarrollado en su mayor parte en áreas rurales, lo que ha llevado a un desplazamiento masivo de poblaciones desde estas zonas a otras áreas rurales vecinas, ciudades locales y áreas urbanas más alejadas. Sin embargo, en años recientes, la mayor parte de la violencia (política y criminal) se ha dado en zonas urbanas, creando nuevas formas de desplazamiento. En consecuencia, en Colombia existe una amplia gama de patrones de desplazamiento: de rural a rural; de rural a periurbano; de rural a urbano; y aquéllos donde individuos, familias o comunidades enteras se ven forzadas a abandonar sus hogares y trasladarse a otras áreas de la misma ciudad (intra-urbano), o tal vez a otros núcleos urbanos (inter-urbano). Este artículo explora el fenómeno del desplazamiento urbano en Colombia y los desafíos que éste genera para la acción humanitaria. Una herramienta de investigación para identificar el perfil del desplazado interno en áreas urbanas es analizada, basándose en los resultados del caso de Santa Marta, la capital del Departamento de Magdalena.
Los desplazados internos urbanos y el caso de Santa Marta
La población de desplazados internos en centros urbanos está compuesta por un número de personas difícil de estimar por varias razones. Algunos prefieren permanecer en el anonimato para protegerse de los grupos armados o para evitar enfrentamientos con otros residentes urbanos. Los hay que llegan en busca de empleo y se mezclan con otros inmigrantes y habitantes urbanos (frecuentemente pobres). Otros son recibidos por familiares y amigos no desplazados. Muchos no son conscientes de que su estatus de desplazado interno les da derecho a apoyo y protección adicionales. Independientemente de sus circunstancias y preferencias, se sabe relativamente poco sobre los desplazados internos urbanos, lo que dificulta el trabajo de las organizaciones humanitarias para calcular cuántos son, valorar sus necesidades de asistencia y protección, o entender si y cómo su situación difiere de la población urbana en situación de pobreza. Sin esta información básica, las organizaciones humanitarias y el Gobierno se enfrentan a enormes desafíos a la hora de diseñar programas efectivos de ayuda y protección para estas personas.
[Text pull: La población de desplazados internos en centros urbanos está compuesta por un número de personas difícil de estimar.]
El Departamento de Magdalena en la costa del Caribe colombiano presenta el índice per cápita más alto de desplazamiento interno en el país. Entre 1996 y 2004, Magdalena fue el escenario de una gran campaña paramilitar contra grupos guerrilleros. El ataque a la población civil por parte de ambos bandos generó un desplazamiento masivo desde el campo a las ciudades, principalmente a Santa Marta, la capital de Magdalena. Tras el programa de desmovilización paramilitar en 2006, Santa Marta pasó a ser el centro de violentas luchas de poder entre paramilitares desmovilizados, nuevos grupos armados ilegales y narcotraficantes. Todo ello ha dado lugar a nuevas olas de desplazamiento intra-urbano, así como a una mayor inseguridad, tanto entre la población desplazada como entre grupos marginales de residentes urbanos.[2]
A pesar de estos datos generales, se sabe relativamente poco sobre la situación de los desplazados internos en Santa Marta. ¿Cuántos de ellos están viviendo en la ciudad? ¿Cómo se puede comparar su situación con la de la población no desplazada? ¿Cuáles son sus características demográficas y de subsistencia, y sus necesidades de asistencia y protección? Para abordar estos temas, el Observatorio de Desplazamiento Interno (conocido como IDMC, por sus siglas del nombre en inglés “Internal Displacement Monitoring Centre”) en Ginebra y el Feinstein International Center de Tufts University crearon una herramienta de investigación para la caracterización de la población desplazada en áreas urbanas, siendo Santa Marta uno de los tres casos prácticos estudiados (los otros dos fueron Jartum en Sudán y Abiyán en Costa de Marfil).
Este método permite una estimación bastante precisa del número de desplazados internos que viven en un área urbana, utilizando una estrategia de muestreo aleatoria estratificada en tres etapas. De este modo se averiguó que la cantidad de desplazados internos que viven en Santa Marta suman entre las 56.055 y 75.839 personas (entre el 13,4% y el 18,2% del total de la población de la ciudad). El estudio también proporcionó evidencia de que la situación de los desplazados internos en Santa Marta es peor que la de los no desplazados de acuerdo a todos los indicadores de bienestar social y calidad de vida.[3] Así por ejemplo, los desplazados internos tienen niveles de educación más bajos que la población no desplazada y, aunque esto no resulte extraño ya que la gran mayoría de desplazados proviene de áreas rurales, probablemente sí les genera una desventaja en términos de permanencia en el empleo en un contexto urbano. En consecuencia, los resultados del estudio vienen a demostrar que los desplazados internos tienen mayor tendencia al desempleo y menor probabilidad de encontrar trabajo bajo contratación que los no desplazados. El empleo informal no contractual es mucho menos estable e inseguro, lo que sugiere que los medios de vida de los desplazados internos son más precarios que los de la población no desplazada. Por otro lado, según el estudio, los desplazados internos tienen también menor probabilidad de ser dueños de sus propios hogares, y éstos son normalmente de inferior calidad y carecen más a menudo de conexión directa de agua, incrementando así el riesgo de enfermedades y haciéndolos más vulnerables a fenómenos naturales como inundaciones y derrumbes. Continúa el estudio señalando que los desplazados internos son más proclives a tener problemas de infraestructura e inseguridad, y que sus relaciones con las autoridades, comunidades y vecinos tienen mayor probabilidad de ser problemáticas. Los problemas de infraestructura incluyen exposición a desagües o residuos, ruido y falta de acceso a transporte público. Estos resultados también sugieren que los desplazados internos tienen menos seguridad física que la población no desplazada, y se enfrentan a una discriminación y estigmatización significativa en sus ambientes sociales. En resumen, los desplazados internos tienen niveles más bajos de seguridad humana que los no desplazados.
Al comparar la situación de los desplazados internos en ciudades con la de inmigrantes urbanos (es decir, personas que emigran hacia Santa Marta por razones no relacionadas con el conflicto), se encuentra que es más probable que los desplazados internos hayan dejado o abandonado tierras, casas, cosechas, ganado y otras posesiones en su lugar de origen que los inmigrantes no desplazados. También son los desplazados más proclives a tener dificultades si deciden regresar a sus hogares, incluyendo el acceso a los alimentos, la educación, la salud y la vivienda, así como problemas de seguridad. Estos resultados no son inesperados dado que los desplazados internos tienen mayor probabilidad de haber sido forzados a abandonar sus hogares rápidamente, sin la posibilidad de liquidar sus bienes o traer sus pertenencias con ellos. La inseguridad que caracteriza sus lugares de origen acarrea escasas posibilidades de recuperar sus posesiones, incrementando así su situación de desventaja al llegar a las áreas urbanas.
Todos estos resultados sugieren que sería adecuado crear un programa específico para poblaciones de desplazados internos en Santa Marta, ya que éstos tienen muchos más problemas de protección y vulnerabilidades específicas en temas relacionados con medios de vida, vivienda y otras dimensiones de la seguridad humana. Sin embargo, como todo programa preparado para una población determinada, éste debe tener también en cuenta las necesidades de otros grupos en situaciones de desventaja. La introducción de recursos en comunidades pobres que carecen de ellos puede crear competencia, tensión y resentimiento.
Esfuerzos del Gobierno
Desde 1997, el Gobierno ha proporcionado cierta asistencia humanitaria a las personas desplazadas. Estos esfuerzos de asistencia se incrementaron después de la histórica decisión de la Corte Constitucional de Colombia en el 2004, en la que se declaraba que la respuesta del Gobierno al desplazamiento era inconstitucional. Bajo la nueva legislación y con un aumento del presupuesto, a Acción Social le fue asignada la responsabilidad de proporcionar asistencia a las poblaciones de desplazados internos. No obstante, aún existe la preocupación de que un número significativo de desplazados no está incluido en el registro, y de que todavía hay demasiadas barreras para acceder a los beneficios que les corresponden. Así, por ejemplo, hay un tiempo límite para registrarse después del desplazamiento y sólo se consideran desplazados aquéllos que se desplazan bajo ciertas circunstancias (ej. el desplazamiento causado por los esfuerzos de erradicación de drogas como fumigaciones aéreas, actividad paramilitar y la migración intra-urbana no son reconocidos). Las largas colas para inscribirse en el registro y la numerosísima documentación requerida dificultan aún más el acceso. De este modo, este estudio ha confirmado las preocupaciones de las agencias humanitarias al averiguar que menos de la mitad (42%) de los desplazados internos en Santa Marta están incluidos en el registro oficial de desplazados. Cuando se les preguntó por qué no se habían inscrito, los desplazados internos respondieron que no sabían cómo registrarse, que no creían que hacerlo les fuera a ser útil o les beneficiara, o que no pensaban que las autoridades fueran a creer sus historias de desplazamiento.
Generalización a otras ciudades
La encuesta en la que se basa este estudio tiene sus limitaciones. Primero, el diseño de sondeo no permitió que se exploraran temas sensibles como lo son los problemas relacionados con el registro, la discriminación, o el acoso de sectores o autoridades no estatales. La situación de seguridad en Santa Marta constituyó otra limitación, ya que obligó a realizar las encuestas durante el día. De esta forma, las consultas sólo pudieron dirigirse a aquellas personas que suelen estar en el hogar durante el día, lo que generó un sesgo asimétrico en la distribución de género en la muestra final, con un fuerte predominio femenino. Asimismo, basar los cálculos de desplazamiento interno en la información oficial del censo del Gobierno (recopilada por el DANE – Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas) para la ciudad de Santa Marta significó que áreas periféricas o marginales no fueran incluídas en los cálculos, lo que probablemente generó una subestimación de los desplazados internos en Santa Marta.
A pesar de estas limitaciones, este método de investigación para la caracterización de la población desplazada en áreas urbanas es una metodología prometedora que puede ser utilizada por las organizaciones humanitarias e instituciones académicas en diferentes ciudades, tanto en Colombia como en otros países. Sin embargo, aunque los resultados de este estudio de caracterización pueden ser de utilidad para los proveedores de servicios en Santa Marta, su aplicabilidad a otras ciudades colombianas no es obvia. Una forma de comprobar su relevancia sería identificar algunas características sobresalientes de Santa Marta, compararlas con las de otras ciudades y establecer paralelismos entre ellas. Aun a falta de un detallado análisis de correspondencias entre ciudades, se puede asegurar que ciertos aspectos señalados en el caso práctico de Santa Marta serían aplicables a otras áreas urbanas. Uno de estos aspectos es el proceso de registro que es administrado por una única agencia (Acción Social) en todo el país. En Santa Marta, menos de la mitad de la población desplazada estaba incluida en el registro y es probable que la población en situación de desplazamiento interno en otras ciudades también esté significativamente subestimada. Por tanto, es importante que los actores humanitarios no tomen la lista de registro de desplazamiento interno del Gobierno como una lista precisa y exhaustiva de los desplazados en una zona determinada. Otros métodos complementarios deben ser utilizados para estimar el número de desplazados.
Aunque hay mucha variación regional en el conflicto colombiano, las principales facciones violentas organizadas están presentes a nivel nacional y tienden a utilizar tácticas similares en todo el país. Como se ha mencionado anteriormente, los paramilitares y las guerrillas fuerzan el desplazamiento de civiles desde zonas rurales como consecuencia de sus campañas en el Departamento de Magdalena, muchos de los cuales acaban por desplazarse a Santa Marta tarde o temprano. Esta investigación ha revelado que la población de desplazados internos está en desventaja en relación a inmigrantes urbanos no-desplazados y otros residentes urbanos pobres. Teniendo en cuenta que los grupos violentos siguen patrones de comportamiento muy parecidos a lo largo del país, se puede asumir que los desplazados internos de otras zonas urbanas están en similar desventaja.
Mientras los organismos humanitarios y de derechos humanos son conscientes del problema del desplazamiento intra-urbano, aún no existe una documentación sistemática de su escala y alcance. Acción Social, la agencia nacional responsable de proveer asistencia a los desplazados internos en Colombia, no incluye a los desplazados intra-urbanos en el registro nacional, por lo que estos no reciben los beneficios a los que la población desplazada tiene derecho. La complejidad de este problema se acentúa aún más porque esta forma de desplazamiento, así como los índices generales de violencia, varía significativamente de una ciudad a otra. Así, es muy importante que los proveedores de asistencia humanitaria tengan un conocimiento profundo de las dinámicas del conflicto en áreas urbanas específicas. Esto significa entablar una relación no sólo con autoridades estatales y otras organizaciones, sino también con instituciones académicas y de investigación que mantengan informes actualizados sobre los grupos armados ilegales.
Este artículo ha subrayado los desafíos a los que se enfrentan los actores humanitarios al intentar operar de manera eficiente en situaciones extremadamente complicadas, donde la línea entre la guerra y la paz no está claramente definida, donde el contexto del conflicto está constantemente cambiando, y donde no está claro quién es el responsable del conflicto, del desplazamiento y de sus repercusiones. Haciendo uso de metodologías rigurosas se puede obtener información precisa y actualizada que puede ayudar a hacer frente a estos dilemas. Con los desplazados internos en zonas urbanas, por ejemplo, los actores humanitarios necesitan saber cuántos son, dónde están, por qué están desplazados y cuáles son sus necesidades de protección y asistencia en términos generales y en comparación con aquellos no-desplazados que los rodean. La información fiable no sólo facilita la programación efectiva, sino que puede servir también como herramienta de lobby con las autoridades para que asuman la responsabilidad apropiada frente a la situación humanitaria en Colombia. El método de caracterización del desplazado interno en zonas urbanas descrito en este artículo es uno de los medios para obtener esta necesaria información. Es además lo suficientemente flexible como para funcionar en relación a diferentes poblaciones ocultas en varios contextos urbanos y puede ser utilizada por las distintas partes involucradas, incluyendo instituciones académicas, organizaciones internacionales, agencias humanitarias, gobiernos y grupos de la sociedad civil.
Kimberly Howe es candidata a PhD del Fletcher School, Tufts University, Medford, MA. Los autores del estudio están interesados en profundizar el campo metodológico, tanto de forma independiente como en asociación con organizaciones humanitarias. Por favor, contacten a Kimberly para más información: Kimberly.howe@tufts.edu
[1] Traducido al español por Felipe Jaramillo, Universidad Jorge Tadeo Lozano (diciembre de 2009).
[2] Karen Jacobsen y Kimberly Howe con el IDMC, Rural Displacement to Urban Areas: The Tufts-IDMC Profiling Study: Santa Marta, Colombia, disponible en www.internal-displacement.org o http://fic.tufts.edu .
[3] Se encontró que todos los resultados discutidos en el artículo tienen un nivel de significancia de por lo menos 0.05.
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